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viernes, 18 de agosto de 2017

“Fobia a los descerebrados”


El problema de las fobias tiene que ver con la interpretación que uno hace de su realidad y sobre todo con las maneras que se adopten para superarla. Alguien se ha sacado ahora de la manga lo de la turismofobia o fobia al turista y convierten rápidamente al “aquejado” en una especie de peligro público y antisocial. El paisano que se queja y sufre sin compensación alguna el impacto general que genera el modelo de ocio sin regulación que da dinero a otros, es convertido en una bestia por aquellos que untan a los medios de comunicación para hacernos comulgar con los de “la gallina de los huevos de oro” que dicen significa el turismo.
El ciudadano que paga sus impuestos municipales, insulares, estatales para que su vida cotidiana se desarrolle en condiciones de vida social y medioambiental dignas, se ve sorprendido por el decantamiento entreguista de sus representantes públicos con el capital interesado. Y así asistimos a discursos cálidos y bananeros en la línea de que en Canarias se mantendrá a raya cualquier comportamiento que pongan en peligro “nuestra principal industria”. ¿NUESTRA? ¿INDUSTRIA?. Es aquí donde aparece el cogollo del meollo: El turismo deja en Canarias menos de 20 euros de cada 100, no es capaz de bajar nuestras tasas de desempleo, genera un gasto terrible en servicios públicos a turistas de paso, requiere infraestructuras que pagan y soportan los contribuyentes indígenas y las migajas no compensan como otros dicen. Está muy claro que aquí el problema no está en las millones de familias que llegan a disfrutar, sino en quienes transgreden el sentido común de meter en un territorio tan pequeño y frágil a tantos. Está claro que la solución no pasa por el zarandeo de una guagua turística sino por otro zarandeo, a los mercaderes y sus cómplices políticos, que auspician este contrasentido a cambio del vil metal.
Alguien vendrán a contestarme con los tópicos típicos al uso sobre que el turismo nos da de comer, como si uno fuera un subnormal incapaz de saber que entre el blanco y el negro hay una escala de grises. Son esos mismos que se dejan colar un argumentario y criterio sobre las cosas que cada vez es menos propio y más masticado por otros. En Canarias, como en otros lugares, esto de la actividad turística y los turistas tienen que estar más regulado y con una contención ya. Lo que tenemos claro para la física no puede ser distinto para la economía o lo social. Una botella admite un volumen de agua y el resto se pierde. Un archipiélago es lo que es y quien crea que es como un continente donde cabe todo miente. Aquellos que un día se negaron a una ley de residencia alegando que el problema estaba en el modelo de desarrollo, nos dicen ahora que la ley del suelo será una panacea para generar dinero (a cuatro), pero ¿y el impacto también poblacional que tendrá quien lo amortigua?¿La mano invisible de Adán Smith de estos ultraliberales sin conciencia?
Más que turismofóbicos tendríamos que empezar a tratarnos de endofobia, que es el desprecio que tenemos por los propios, por nosotros mismos, por los canarios. Y es que estamos dispuestos a darlo todo por los que de fuera vienen a…. aportarnos nada y a soportar en el poder a quienes aquí se lo facilitan. Y cuando aludo a “los de fuera” no hablo de los que vienen de otros lugares más pobres a seguir siendo aquí pobres. Hablo de los que son más ricos y vienen aquí a hacerse más ricos aún a costa del buen indígena que todo lo traiga y consiente. Busquemos pues a terapeutas en Endofobia para aquellos que tienen fobia por aquellos conciudadanos a los que deberían servir y no sirven por estar al servicio del gran capital internacional. Zarandeemos de una vez el chiringuito de los que, parapetados tras la barra americana que es este raquítico estatuto de autonomía, convierten este archipiélago en un todo incluido, que incluye la vida entera de las presentes y futuras generaciones de canarios, que por nacimiento o por sentimiento quieren este aún paraíso, como un lugar para vivir.
José Carlos Martín Puig, sociólogo

FUENTE:    http://ondaguanche.com/fobia-a-los-descerebrados/#.WZbRG9ThCmU

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