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lunes, 15 de enero de 2018

El nuevo Plan Insular amplía las zonas de extracción de jable


A unos cientos de metros de Tiagua, internándose en el Jable, hay un depósito de agua abandonado que ejerce de promontorio de este pequeño desierto.

Desde el depósito se ve Soo, el Risco de Famara, los islotes y la belleza de un ecosistema que hasta hace unas décadas estaba repleto de campos cultivados de batata donde hoy se apelotonan las aulagas.
También se pueden ver, de lejos, los mordiscos de las extracciones de jable para la construcción, una pala extrayendo material y un camión que en poco más de una hora ya ha realizado dos viajes. Si se baja, de cerca, en Las Melianas, Hoya de la Plata o Los Piquillos, los mordiscos son más evidentes.
En 1991, con la aprobación del Plan Insular de Ordenación (PIO), se establecieron dos zonas de extracción de jable. La escasa o nula vigilancia y la gran demanda que ha habido de este material han provocado, en estos años, un descontrol total de las extracciones.
El Plan Insular en tramitación sigue dibujando zonas de extracción e incluso en el Jable las amplía. Muchas minas en esta zona ya están agotadas pero no se han llevado a cabo las medidas de restauración paisajística a las que están obligados los concesionarios.
Hay zonas, con cortes de siete u ocho metros, en las que la extracción es reciente y en las que los camiones que se han llevado el material han descargado escombros, como vigas, maderas, sanitarios o moquetas, procedentes de apartamentos. A sólo unos metros de uno de los múltiples cruces que hay en el Jable, el que indica las direcciones hacia Hoya Santos, Peña del Lagar y Soo, aparece una de esas zonas convertida en un gran llano, en una especie de anfiteatro con escombros en el piso y mordiscos en las laderas.
La Memoria de Ordenación del nuevo PIO dice que la actividad extractiva constituye un uso de gran intensidad e importancia en el territorio insular y que “las necesidades de la piedra, arenas y tierra vegetal, tanto para los usos agrícolas como constructivos, y la escasez del recurso, hacen que una adecuada gestión de la actividad, coherente y respetuosa en la medida de lo posible con los valores naturales, culturales y paisajísticos, resulte fundamental en el modelo de desarrollo del Plan Insular”.


El documento reconoce algunas de las consecuencias negativas de esta actividad: que hay zonas de potencial actividad “donde se constatan prácticas extractivas no amparadas por la autorización pertinente” y que “ha provocado sinergias muy negativas en materia ambiental y, de manera especialmente notable, serias afecciones al paisaje en ámbitos muy frágiles del espacio insular como rampas, calderas, llanos de jable o coladas, etc”.
También reconoce que muchas de las extracciones que sí tienen autorización “incumplen las especificaciones relativas a pantallas visuales, producción de polvo y ruido”, que no hay diseño ni proyecto de extracción y que eso provoca “una amplia dispersión sobre el territorio de zonas extractivas de pequeño tamaño, gran impacto y mínimo aprovechamiento del recurso, complicando las tareas y el coste de restauración, que pocas veces se suele llevar a cabo”. Y en el mejor de los casos, cuando se redacta el proyecto de explotación y el plan de restauración, “se detecta la ausencia de criterios ambientales en el mismo”.
Restauración
El Plan establece la necesidad de que en los principales ámbitos de extracción no autorizada de la Isla se lleven a cabo iniciativas de restauración paisajística que permitan recuperar, en la medida de lo posible, la situación original de los terrenos afectados y establece la obligatoriedad de su restauración paisajística una vez que que se agote la actividad extractiva.
Dentro del documento se asegura que el PIO regulará esta actividad de forma transitoria hasta que se apruebe un Plan Territorial Especial de Ordenación de la Actividad Extractiva. “Se promoverán todas aquellas acciones encaminadas a fomentar la recuperación de la vegetación potencial y el mantenimiento y recuperación de la vegetación autóctona y de las formaciones geomorfológicas de mayor significación natural y paisajística en el medio insular, así como de los aprovechamientos agrarios sostenibles”, señala el documento.
La situación actual
“La fuerte presión a la que se ven sometidas numerosas áreas de la Isla con incuestionables valores naturales paisajísticos y culturales, por la demanda de estos materiales para cubrir las necesidades de los distintos sectores, ha generado considerables daños que se han aumentado por el incumplimiento generalizado de las normas legales existentes al respecto y por la, en muchos casos, manifiesta descoordinación existente entre los organismos competentes en la regulación y control de las actividades mineras e industriales, en medio ambiente y conservación de la naturaleza y en disciplina urbanística y uso del suelo”.


Esta es la situación actual que describe el PIO sobre las extracciones, en la que se reconoce que no hay datos sobre el volumen de materiales extraídos pero que se estima “un incremento en el consumo de dichos recursos debido a la previsible recuperación de la actividad agrícola, dependiente de grandes cantidades de rofe en los cultivos de arenados naturales, tierra vegetal en los arenados artificiales y arena para los cultivos en jable”.
Son 13 las zonas en las que se permiten extracciones y 50 los permisos concedidos, aunque 13 de ellas están en trámite, dos inactivos y una zona parada. De ellas, una está en el jable, en Los Piquilos, que está en tramitación. Por municipos, hay dos en Haría y en San Bartolomé, cuatro en Arrecife, 11 en Tías, 12 en Yaiza, 19 en Teguise y ninguna en Tinajo.
Sobre la Zona de Actividad Extractiva de Las Melianas, junto a Muñique, que crece con respecto a la de 1991, señala el PIO que cuenta con diez concesiones mineras, y que coincide con una zona de protección de aves, con una pequeña porción del hábitat de interés comunitario “dunas móviles”, de un lugar de interés sedimentológico y de una zona de cultivos de jable.
“Pese a los elevados valores que presenta la zona se estima conveniente el mantenimiento del ámbito extractivo, ya que constituye la única área de extracción de jable de todo el territorio insular. No obstante, resulta obligatorio que el proyecto de restauración de la cantera incorpore medidas que favorezcan el desarrollo de la flora y fauna propios de este hábitat, teniendo especial cuidado en la avifauna”, dice el documento.

fuente:  https://www.diariodelanzarote.com/noticia/el-nuevo-plan-insular-ampl%C3%ADa-las-zonas-de-extracci%C3%B3n-de-jable

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